20 octubre 2009

Gracias a Facebook

Reencontré a una amiga muy querida de mi adolesciencia y temprana juventud en Facebook. Desde 1995 no sabía nada de ella y hoy, gracias al Facebook, estamos en contacto otra vez. La última vez que la vi fue en Tabasco, en un encuentro juvenil de la iglesia. Fue en mayo de 1995.

Recuerdo que un grupo muy nutrido de mi iglesia tomó un ADO la noche anterior al encuentro. Recuerdo muy bien que cuando llegamos, nos dieron de comer tamales de cangrejo (hasta ahora no he vuelto a probar otros como esos)y de beber, pozol. El pastor local nos dijo que según la tradición, aquella muchacha que bebiera todo el vaso de pozol se casaría con un tabasqueño. Todas las defeñas reímos apenadas. El calor me abrumaba mucho, era inclemente y todo el tiempo mi piel estuvo pegajosa de sudor. Ahí, vi a Evi, con su sonrisa de oreja a oreja, muy dispuesta a trabajar para que el encuentro saliera bien. Ambas éramos de la comisión que organizaba el encuentro y la verdad, nos divertimos mucho. Sin embargo, también ahí viví el momento más penoso de mi vida. Durante el paseo al mar, una ola me arrastró y me tiró la parte superior de mi traje de baño. Fueron los 10 segundos más largos de toda mi vida.

Ahorita llegan a mi mente otros rostros de esa época: Elías y a Marilú. No sé que fue de ellos, pero tengo una foto donde estoy con "Mocho", su cocodrilo.

Pero Mocho no fue el único cocodrilo con el que me retraté. Había una hermana que vivía en Comalcalco (no recuerdo su nombre) y cuya casa albergaba a dos cocodrilos muy grandes, quienes vivían en su propio estanque. Recuerdo que ella fue muy, pero muy amable conmigo y con los que iban conmigo, Guido, entre ellos. Recuerdo a su hija Karina, quien seguramente a estas alturas, ya estará casada y hasta con hijos.

Ahora Evi vive en Tabasco y es amiga del mar. Ahora es tiempo de ponernos al día, de seguir en contacto y compartiendo sueños, como lo hacíamos en 1995.

16 octubre 2009

El silencio nos encuentra,
nos confunde, confronta,
distancia y nos orilla al olvido.


Ojalá el olvido fuera suficiente.