1. Enero - Reencuentros familiares. El fallecimiento de mi padre trajo consigo algunos reencuentros: primero, con mis otros hermanos; segundo, con mis primos Hernández Silva (en especial con mi prima Andrea, quien se ha vuelto parte importante de mi vida); y tercero, con unas chicas lindas de la iglesia (Meli, Celia y Yedzi).
2. Febrero - Concierto de U2 en Monterrey (viaje relámpago, machaca que aniquiló mi estómago, texanos coqueteando, amigas estupendas, mi primer viaje con Fer, cielo despejado, viento gélido, el cerro de la silla, regios que no cantaron una sola canción (al menos donde yo estaba) y un taxista genial de China, Nuevo León).
3. Febrero - El concierto de U2 en el Estadio Azteca - La reivindicación (boleto conseguido tres horas antes del concierto (no reventa; increíble, pero cierto, gracias Clau), salir corriendo del trabajo para llegar, buen ambiente, un irlandés bebiendo cerveza como loco a mi lado contando sus historias de adolescencia vincluladas con Bono y algunos temas personales (Miss Sarajevo, One, Where the Streets Have no Name)).
4. Marzo - El concierto de Oasis en el Palacio de los Deportes (viernes por la noche, con la compañía de Claudia, escenografía muy sencilla, muchos padres con sus hijos, canciones que trajeron recuerdos de la universidad, un ñor coqueteando e invitándonos a cenar a la Condechi, Wonderwall (el momento cumbre)).
5. Abril - El Campamento Súper Infantil (reuniones de preparación, taller de repostería, mis camperos, Eze y yo como confidentes, Kikotén (mi refugio)).
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