Desde que la raza humana adquirió la capacidad de conceptualizar ideas o pensamientos de interés común, el término "justicia" ha ocupado un lugar predominante y preponderante entre filósofos, juristas, escritores, cléreigos y gente común, como yo. Según Hans Kelsen, no ha habido una palabra más dificil de definir, incluso hasta nuestros días; ni ninguna otra por la que se haya derramado tanta sangre, aunque yo discrepo un poco aquí, porque por la FE también se ha perdido mucho.
Para Sócrates, la justicia era una virtud del alma de cada individuo. Por otra parte, la Bilbia afirma que Dios es justo y como tal, el creyente debe dejar, en un acto de fé, que Dios sea el que imparta justicia porque en su soberana naturaleza, El hace salir el sol sobre justos e injustos. De este modo, Dios ordena "no vengarse" porque: "Descubierta será tu vergüenza, y tu deshonor será visto: tomaré venganza,..." (Isaías47:3)
Sin embargo, en cuestiones cotidianas, la justicia es un punto de vista, una perspectiva, donde lo justo para mí no siempre lo es para el otro y viceversa. Entonces, ¿puede el hombre ser realmente justo?
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