05 abril 2007

La aprehensión

Y como fué la tarde del día, se sentó a la mesa con los doce. Y comiendo ellos, dijo: De cierto os digo que uno de vosotros me ha de entregar. Y entristecidos ellos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo Señor? Entonces Él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me ha de entregar. A la verdad el Hijo del hombre va, como está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera al tal hombre no haber nacido. Entonces respondiendo Judas, que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Dícele: Tú lo has dicho. Y comiento ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dió a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo. Y tomando el vaso, y hechas gracias, les dió diciendo: Bebed de él todos; Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados. Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo de beber nuevo con vosotros en el reino de mi Padre. Y habiendo cantado el himno, salieron al monte de las Olivas. (...) Levantaos, vamos: he aquí ha llegado el que me ha entregado. Y hablando aún él, he aquí Judas, uno de los doce, vino y con él mucha gente con espadas y con palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los ancianos del pueblo. Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, aquél es: prendedle. Y luego que llegó a Jesús, dijo: Salve, Maestro. Y le besó. Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces llegaron, y echaron mano a Jesús, y le prendieron. Y he aquí, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del pontífice, le quitó la oreja. Entonces Jesús le dice: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomaren espada, a espada perecerán. ¿Acaso piensas que no puedo orar a mi Padre, y él me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Cómo, pues, se cumplirían las Escrituras, que así conviene que sea hecho? En aquella hora dijo Jesús a las gentes: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con palos a prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. Mas todo esto se hace, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos huyeron, dejándole. Y ellos, prendido Jesús, le llevaron a Caifás pontífice, donde los escribas y los ancianos estaban juntos. (Mateo 26, Versión Reina-Valera, 1909).

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