Diversos pensamientos se amotinan en mi cabeza, me marean, me saturan, me abruman. Para mi desgracia, no consigo organizarme del todo en mis actividades y sólo escucho el implacable tic tac del reloj de mi recámara que avanza sin piedad.

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Los planes de la boda avanzan lentamente, pero avanzan. He visitado unos cuantos lugares, entre jardines y salones, pero no terminan por convencerme porque son muy caros y nada diferente o simples y sin vida. Esto me estresa, lo confieso.

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Hace una semana y dos días, A pidió formalmente mi mano ante mi hermano Josué. Ese día, abrimos nuestros primeros regalos como pareja, cortesía de mi cuñada Anilú, quien está muy, pero muy feliz por nosotros. Ella nos mandó una agenda para planear la boda y un scrapbook kit para que ponga todos las fotos y recuerdos de mis despedidas de soltera.

¡¡Gracias Anilú!!! Ojalá estuvieras conmigo durante todos los preparativos.