23 febrero 2007

Crónicas Gabicianas - Tepoztlán - 2a parte

"Come delicioso, vive despacito" es el lema del restaurante donde comemos. La comida es exquisita, la vista al Tepozteco es maravillosa y aunque los meseros son medio bartolos, pasamos un gran momento brindando con micheladas y vino blanco por la amistad y la posibilidad de volvernos a encontrar en otro momento.

Saliendo del restaurante, caminamos por última vez esas calles empedradas, las cuales no son como yo las recordaba. Al dirigirnos al auto nos tomamos las últimas fotos.


El camino de regreso a la ciudad de México se torna extraño, tal vez porque está oscureciendo y los sentimientos afloran. De repente, un silencio ahoga el auto. Nos concentramos en escuchar esa canción que nos recuerda a él, por quien sufrimos ayer, hoy, alguna vez, hace tiempo y quien sigue presente en nuestras vidas. Vinieron más y más canciones. Es un momento de terapia colectiva, de la melancolía pasamos al reclamo mientras Alaska y Dinarama nos lidera en nuestra causa ("Dónde está nuestro error sin solución, fuiste tú el culpable o lo fui yo, ni tú ni nadie nadie puede cambiarme").

Al final nos sentimos relajadas y tranqulas. Metafóricamente hablando hemos arreglado nuestras vidas otra vez. Yo trato de quedarme con la siguiente frase: Y no me importa nada

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