27 marzo 2007

Una gringa para llevar, por favor


Nicolás Alvarado, a través de su libro Con M de México, comparte el verdadero orígen de la variedad de taco que conocemos como gringa. Nunca lo hubiera imaginado, he aquí la historia:

"Las gringas deben su nombre, precisamente, a las gringas. O, para ser más precisos, a dos ciudadanas estadounidenses, Jennifer Anderson y Shanon Smith, quienes, acaso encandiladas por el éxito del que gozaban ya sus compatriotas en estas tierras, habían decidido instalarse en la Ciudad de México, so pretexto de estudiar español.

Las gringas vivían en una de las muchas casas de estudiantes que entonces albergaba la colonia Anzures. Un poco por pobres y otro poco por folcloristas, comían con frecuencia en una pequeña taquería de la calle de Leibnitz -sucursal de otra más grande enclavada en Mixcoac y llamada, como aquélla, El Fogoncito- en la que cabe imaginarlas suspender la masticación de los parroquianos no bien hacían su entrada, ya sólo por buenura.

Las gringas, sin embargo, por sabrosas que estuvieran, no dejaban de ser gringas. Así, se mostraban tan ignorantes de la prosapia y los rituales del taco que cometían el sacrilegio de pedir los suyos de pastor en tortilla de harina y bañados de queso fundido. Tanto les brillaban los ojitos azules cuando entregaban la comanda que los meseros las complacían.

Pasadas las semanas los comensales de otras mesas comenzaron a pedir "lo de la gringa", con tal frecuencia que el establecimiento terminó por consignar el invento en su menú y por bautizarlo, en honor a Jennifer y Sharon, como gringa".

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mendiola. Y me vas a prestar el libro?

CCC dijo...

Me encanta aparecerme por aquí cada 3 ó 4 meses a leer todas tus ocurrencias.

Cuídate mucho.

Gabo dijo...

Clau, por supuesto que te presto el libro. Sé que lo vas a disfrutar muchísimo. Besos!!!

Gabo dijo...

Mi estimado Christian, tus comentarios son más que bienvenidos y ojalá los pongas más seguido. Besos!!!