25 mayo 2007

Oriente, Occidente (I)

El polvoriento complejo de edificios que había entre la parada de autobús y el consulado estaba ya lleno de mujeres de los martes, algunas veladas y unas pocas con el rostro descubierto como miss Rehana. Todas parecían asustadas y se apoyaban pesadamente en los brazos de tíos o hermanos, que trataban de parecer seguros de sí mismos. Sin embargo, miss Rehana había venido sola y no parecía en absoluto alarmada.

Muhammad Ali, que se especializaba en asesorar a las suplicantes semanales que parecían más vulnerables, desubrió que sus pies lo llevaban hacia aquella muchacha extraña, independiente y de grandes ojos.

-Señorita -comenzó a decir-, ha venido a pedir una autorización para Londres, ¿no es así?
-Sí, así es.
-Entonces, por favor, ¿me permite que le dé un consejo? Por un precio módico.
Miss Rehana sonrió.
-Un buen consejo es más raro que un rubí -dijo-. Pero, por desgracia, no puedo pagarle. Soy huérfana, no una de esas señoras ricachonas.
-Confíe en mis canas - insistió Muhammad Ali-. Mi consejo está templado por la experiencia. Sin duda lo encontrará bueno.
-Entonces tendré que escucharlo. Cuando el Destino te envía un regalo, tienes que eceptar tu buena suerte
-Nombre, por favor.
-Miss Rehana -dijo ella-. Prometida de Mustafa Dar, de Bradford, Londres.
-Bradford, Inglaterra -la corrigió amablemente-. Londres es sólo una ciudad, como Ultan o Bahawalpur. Inglaterra es una gran nación, llena de la gente más fría del mundo.
-Comprendo, Gracias -respondió ella con seriedad, y él no supo si estaba burlando.
-¿Ha llenado una solicitud? Déjemela ver, por favor. Ella le pasó un documento pulcramente doblado en un sobre de estraza.
-¿Está bien? -Por primera vez había una nota de ansiedad en su voz.
Él dio golpecitos en el pupitre, muy cerca del lugar en que descansaba la mano de ella.
-Seguro que sí -dijo-. Voy a comprobarlo.
-Perfecto -declaró por fin-. Todo en regla.
-Gracias por su consejo -dijo ella, haciendo gesto de levantarse-. Esperaré junto a la puerta.
-¿Qué se imagina? -exclamó él muy alto, dándose un golpe en la frente-. ¿Cree que es tan fácil? ¿Que entregará el formulario y paf, le darán la autorización con una sonrisa? Miss Rehana, créame, va a entrar en un lugar peor que una comisaría de policía.

"Un buen consejo es más raro que un rubí", Oriente, Occidente. Salman Rushdie.

No hay comentarios.: